eses del pasado, dijiriendo el delicioso futuro

Entre el llanto y el canto

Es este reflejo de las  lagrimas que cae por esta cansada sonrisa, cuando el salino sabor termina de caer por mis mejillas.
con hombros cansados las rodillas raspadas, en el suelo de la alcoba.
por la alfombra sin el fango de tus pisadas, y todo se lleno de fango
hasta tu sabor era de agua y lodo
mis espejo sin el sudor, sin vapor jadeante de respirar taciturno
ni  existen ya las telarañas que quitabas del corazón ( tu sabias como limpiar las telarañas )
tu sabias como limpiar mis entrañas.
el frio cae de nuevo, y comienzo a temblar
y aunque aveces he tratado de olvidar tu nombre
apareces en las reseñas de mi de mi memoria, como en cartelera olvidada.
pero de tu cuerpo fluye lácteos hasta luegos, que sanan en todos los finales felices.

De furias y represarias

Sobre los hombros, anchos de amargura, se me han desmoronado los silencios.
Para vengar la tregua del olvido se han convertido en tigres.
Acechan... mudo el diente, taimado el ojo... sátiros de tiza, de fósforo su ardor en mis caderas.
Y hay una represalia de anteayeres moldeando el alarido tapiando convenciones cavando las trincheras del orgullo en la garganta misma de la furia
(la mía, la de siempre, la que duerme narcotizada y fiel con su escopeta).
Prolijamente mansa desnudamente fría odiosamente núbil desmonta sus defensas la lujuria.
Ahíta está la tarde de amuletos trenzados por un río de intuiciones y frágiles engaños.
Escuálido el rencor y sus gorgojos.



Cargado el corazón ...de muerte seca.

quedatelo es tuyo, yo ya no lo necesito

me quedo con mis huesos, con mis labios, mi pecho, mis ojos

me quedo con mis palabras, con mis libros mis poesias, mis sueños

te doy mis entrañas, todas y cada uno de ellas

no las necesito, llevatelas son tuyas para que las quiero quedate todo eso, creo que no hay mas en mi carga

quedate eso te lo regalo

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No, no quiero que la luna plasme las lágrimas en las las pantallas de mis sueños
en los caminos de graba, con sus cabañas ya desiertas y las hojas de los robles ahora secas por el otoño de fuego, cuando cayó el invierno ?
Mi viaje se hace cansado por mis maletas de cantera, que pesan a lo largo del callejón de mi arrastre, de tu cabellera corta, que cae por la cavidad de mis labios, cuando el sudor nos empapa de su mas sacro pecado.
con mis uñas rasgando la piel de tu cintura y las palabras que ya no pronuncio a tu oido.
con mis calcetas blancas carcomidas por nuestra historia.